martes, 30 de diciembre de 2008

Warda y los niños palestinos.

Quise despedir el año con un poema al cielo de estrellas pero no ha sido posible. Es triste tener que hacerlo de esta manera. Es triste tener que volver a hablar de esta historia, de esta larga y sangrienta historia que enfrenta desde hace más de medio siglo al pueblo palestino con el estado de Israel. Cruel paradoja de estos tiempos que vivimos, como que en estos días en medio mundo se celebren las navidades cristianas, se canten villancicos y se recuerde el nombre de un pueblo, el pueblo de Belén. Pero la realidad y la suerte del Belén palestino es la misma que la de la franja de Gaza. En poco más de tres días indiscriminados bombardeos israelíes sobre esta pequeña región del mediterráneo acosada y blindada por el ejército israelí han dejado minadas para siempre la vida de más de 350 palestinos, una gran parte víctimas civiles y entre ellas, un gran número de mujeres y niños. En la televisión (aquí ) y la prensa ( aquí) vemos estás crueles e inhumanas imágenes que serán rápidamente engullidas por los anuncios y los programas de fin de año. No queremos ver desgracias en estos días.

Porque hemos consentido, como parte de la comunidad internacional, que Goliat aplaste con absoluta impunidad al David que simboliza el pueblo palestino. Nuestro silencio es una forma de ponerle la piedra en la onda al niño palestino. Cuando el mundo da la espalda, el odio, la venganza y el radicalismo extremo se ceban en los que hoy son niños, niños que huyen aterrorizados de miedo a las faldas de sus madres cuando suena las sirena de alarma, porque tras la sirena vienen desde el cielo y desde tierra la destrucción y la muerte de mano del ejército israelí, que con seguridad se llevará si no a ellos, sí a alguno de los suyos, sus padres, madres o hermanos y de paso derruirá mezquitas, escuelas, carreteras, fábricas y lo poco que quede en pie en un país ocupado y medio en ruinas, estando una gran parte de su población por debajo del umbral de pobreza y que no consigue levanta cabeza en más de 50 años de conflicto armado, terrorismo y guerras internas.

En estos días aún me acuerdo más de personas luchadoras como mi amiga Alejandra García Aguado – injusta y prematuramente arrebatada por el cáncer- que hicieron de la causa palestina su propia causa, luchando por devolver a este pueblo históricamente masacrado la dignidad y la paz, toda vez que el estado israelí devuelva los territorios que ocuparon en tierras palestinas y elimine los cientos de barreras que obstaculizan los movimientos y las libertades básicas en estos territorios, incluida la llegada de observadores y ayuda humanitaria, violando uno de los derechos recogidos en la famosa declaración, el derecho a la libertad de movimiento, artículo 13.

Precisamente, no hace ni escasamente tres semanas que se conmemoraba el Día Internacional de los Derechos Humanos. Y ya lo advertía en una reciente entrada en este blog: una bonita declaración de intenciones que una vez más se convierte en eso, en un papel mojado de buenas intenciones pero con pocas y efectivas acciones y que el gobierno israelí insiste en ignorar una y otra vez, especialmente el más elemental de todos ellos, el derecho a la vida de la población civil, ante la pasividad de la comunidad internacional. Un cruel aislamiento materializado en ese muro de la vergüenza que Israel intenta levantar en los territorios ocupados.

Me preocupan esos niños de los que hablaba antes, esos niños que no han tenido otra opción que el odio y la venganza porque no han conocido otra realidad, esos niños privados del mayor don que pudieran tener: su inocencia. Niños que nunca verán crecer a su hermanos y familiares separados de su familiares queridos o caídos en los incesantes bombardeos, niños que nunca sabrán jugar a otra cosa que la guerra, niños que nunca sabrán lo que es una sonrisa o un sueño.

Es por eso que me enterneció (ya hice esta reseña del mismo en Iguales en las Tres Mil) un emotivo cortometraje realizado a partir de los dibujos y diálogos de un grupo de niños palestinos . Se titula "Warda" y es un reciente, bello y emotivo corto de animación que bajo la dirección de Louise-Marie Colon and Delphine Hermans, ha sido realizado a partir de la inspiración , las voces y los dibujos de 12 niñ@s y jóvenes palestin@s procedentes de Bethléem y del campo de refugiados de Dheisheh. En su sencillez ellos mismos con sus propias voces nos hablan de cosas importantes como son la solidaridad, la esperanza y la fuerza de la imaginación con las que hacer frente al mundo injusto, intolerante y en permanente conflicto que les ha tocado en desgracia vivir y sufrir .Israel (con la oposición de gran parte de la comunidad internacional ) está construyendo un gigantesco y vergonzoso muro que a lo largo de más de 700 Kilómetros pretende separarlos física, psicológica y dramáticamente.

Como afirma en su web Amnistía Internacional, este muro/valla está causando y causará un daño grave a largo plazo en la vida de los palestinos ya que mina su posibilidad de habitar docenas de pueblos y comunidades, lo que supone un grave deterioro de sus derechos humanos. El 80% del muro está construido dentro del territorio ocupado de Cisjordania, aislando entre sí a comunidades y familias. Separa a los campesinos de sus tierras y a los palestinos de sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud y otros servicios esenciales.

“Warda”, está en árabe y subtitulado en francés, pero las imágenes no necesitan traducción. Ojalá el lápiz mágico que le ofrecen a la niña palestina tuviera también una goma que pudiera borrar de la faz de la tierra éste y tantos otros muros de intolerancias , desigualdades e injusticias sociales.



Warda (sous-titres français)
by Camera-etc

Actualizo el post con esta canción que es toda una declaración de intenciones: el archiconocido himno de Lennon "Imagine" interpretado por la israelí Noa y el músico de rai argelino Khaled



sábado, 27 de diciembre de 2008

La noche estrellada. Un poema.



Las estrellas que vemos en el cielo
son espejismos de soles
que nunca, nunca veremos.

Las estrellas que vemos
nos recuerdan que son resplandores
que en la larga noche del cosmos
se perdieron.

Las estrellas que vemos
son luz y recuerdo
del sueño de millones de soles ardientes
que brillan , orbitan y mueren
en el agujero negro del tiempo.

Sin retorno posible a sus fuentes
las estrellas que vemos
llenan de luz
el vacío del firmamento
y por qué no, coreografían
con sus constelaciones
también el destino incierto
de nuestros sueños.

Si las consideras,
O lo que es lo mismo,
si te fijas y hablas con ellas
tanto desgaste y tanto viaje
les habrá valido sobradamente la pena.

Las estrellas que vemos
¿Podemos decir que brillan cuando nadie las mira?
¿Podemos decir que al mirarlas es cuando las hacemos brillar?
¿Podemos decir que al verlas
millones de millones de soles
-que nunca, nunca veremos-
brillarán
por sus ausencias?

En algún tiempo y lugar
el majestuoso Sol que aún vemos
brillará como una más,
como una diminuta y lejana estrella más
en la esquina del tiempo.
¿Es importante saberlo?
Nunca,
nunca lo sabremos.


Hace tiempo que no escribía un poema. Siempre me defendí mejor con la pintura o con la prosa. El hecho de probar suerte con los haikus y metaforismos me han animado a hacerlo. Y he querido inspirarme en esa gran obra de arte que es “La noche estrellada” de Vincent Van Gogh, para dejarme llevar por el ondulante movimiento de sus insuperables vórtices azules y amarillos. Quise imitar el ritmo y la fuerza plástica de la pintura jugando con las palabras, que fuesen y viniesen líbremente, que brillasen con luz propia, como posiblemente brillaron las estrellas ante los ojos limpios y asombrados del pintor holandés, que en su malograda existencia tuvo que lidiar con la peor de las oscuridades, cargar en silencio con la mayor parte de la locura de su tiempo. Por suerte - o por desgracia- pudo pintar ese silencio.

(Dedico este poema a l@s navegantes que en estos días de luminarias y excesos navideños se hayan tomado el tiempo de desviarse de sus rutas para contemplar sin prisas el cielo estrellado de Ínsula Dulcamara. )

domingo, 21 de diciembre de 2008

Deslumbres (VI) : Ciclos del olvido colectivo

Las miles de luminarias que en estas fechas navideñas invaden las calles, los escaparates y los centros comerciales junto al bombardeo publicitario, preludian una cantidad igualmente proporcional de derroche consumista y su inmediata consecuencia: la acumulación de desechos.Nadie mejor que el propio artista español Daniel Canogar (su recomendable página web aquí ) para presentar esta serie fotográfica que bajo el nombre de "CICLOS DEL OLVIDO COLECTIVO" plantea una serie de interrogantes acerca del implacable avance del consumo desorbitado en nuestras vidas y la consiguiente cantidad de objetos y artilugios (juguetes, envoltorios, aparatos tecnológicos, etc.) que después de una efímera vida útil acaban convertidos en toneladas de escombros en descomunales basureros, sin que se sepa muy bien qué hacer con ellos, creando un verdadero problema medioambiental y ecológico.

También reflexiona acerca del hecho de cómo los medios de comunicación -paradójicamente- se apoderan de nuestra memoria colectiva ( discos duros, tarjetas de memoria, etc.) y nos aíslan como individuos al avocarnos hacia un desenfreno tecnológico que sobrepasa nuestra limitada capacidad de respuesta.

Lo que sigue es una presentación que he realizado con algunas de las fotografías de esta serie (que ya publiqué también y
hace algún tiempo en Iguales en las Tres Mil). Tras la presentación, la reflexión del propio artista. La he transcrito en su totalidad porque no tiene desperdicio (nunca mejor dicho). Pensemos en ello, nuestro planeta mundo algún día nos agradecerá el gesto. Aún tenemos tiempo.



Ciclos del Olvido Colectivo” es una serie de 10 imágenes en las que se contemplan cuerpos desnudos atrapados entre objetos de consumo encontrados en basureros y centros de reciclaje. La serie es una reflexión sobre el exceso visual, y las dificultades que esta inflación icónica genera para el quehacer artístico, un problema con el que ya los artistas pop tuvieron que lidiar. Tuve claro desde el principio que la representación del exceso debería ser formalmente excesiva. Los residuos y basuras son una excusa para intentar dar respuesta a un problema visual que me preocupa especialmente: ¿Cómo podemos simbolizar una realidad que nos bombardea incesantemente con información? Los medios de comunicación de masas nos someten diariamente a una catarata de imágenes que apenas podemos absorber. Tengo la certidumbre de que una sociedad que no consigue procesar su entorno se vuelve psicótica. El arte tiene aquí una función especialmente terapéutica. Es un espacio de reflexión que ayuda al sujeto a sujetarse, y a encontrar un espacio propio en las arenas movedizas de la realidad contemporánea.
Según avanzaba con el proyecto, me di cuenta de que había una cierta coherencia simbólica en los materiales elegidos. Uno de los temas más recurrentes es el de la memoria. En varias obras surge la confrontación de la memoria tecnológica con la humana. La abundancia de información registrada en los discos duros, o la grabada en las bandas magnéticas de vídeo y audio, anula al ser, que progresivamente siente cómo esta información sustituye las memorias fundacionales de su propia identidad. Los juguetes de “Ciclos del Olvido Colectivo” también hacen referencia a la memoria, en este caso infantil. Otro tema sugerido repetidamente es el de la comunicación: los montones de cables, circuitos electrónicos y teléfonos hacen referencia a la saturación comunicativa de nuestra sociedad, que al final no hace más que separarnos a los unos de los otros. No es casual que los cuerpos representados estén siempre aislados, sin posibilidad alguna de contacto.
Daniel Canogar

jueves, 18 de diciembre de 2008

Mi Museo Imaginario



Todo el mundo en el fondo posee su particular Museo Imaginario. Lo llevamos en nuestra memoria, viaja con nosotros, vive con nosotros, vive de nosotros. Hasta nuestros antepasados, esos brutos primitivos que nos pintan en los libros , esos melenudos que cazaban bisontes y vivían en cuevas, eran exquisitos en el arte y en el gusto por coleccionar reliquias íntimas que, a toda costa, querían llevarse consigo al más allá: cuentas de colores, conchas, piedras, ámbar, tallas de marfil y tantos otros objetos de deseo. Objetos impregnados de magia, de historias y sentimientos de los que no querían desprenderse. Eso lo han heredado muchas culturas de la tierra. También la nuestra.

Un museo imaginario no tiene paredes ni un espacio físico ni un lugar concreto. Está hecho de la materia de los sueños.Sus espacios, salas y galerías son imaginarios. Sus piezas pueden o no tocarse, pero siempre sentirse. Puede ser un olor o un sabor.Una amistad o un recuerdo. Una caracola o una canción. Un lugar o un no lugar. Y por supuesto, también pueden ser y serán obras de arte y del arte, de todas las artes, de las mías y de los otros, grandes y pequeñas, oficiales y no oficiales, de todos los lugares, de niños y de adultos que sueñan como niños, del más allá y el más acá de la cordura, esté donde esté la frontera. Cada cierto tiempo irán poblando la ínsula estas distintas "piezas" reales o imaginadas. Podrán venir de una en una o de varias en varias. Porque como las cerezas, no podemos tirar de un gajo sin llevarnos enredados otros tantos. Oriana Azul, nuestra nueva compañera "nórdica" en esa fantástica factoría creativa que es MiniFiccionario, escribió en Twitter un metaforismo que me encantó y refleja esta idea:
Atando nudos
se hace la madeja
Y mientras tanto, amig@s navegantes, decidme : lo que es llevar, podemos llevar muchas cosas y no cosas (tangibles e intangibles) , pero ¿qué cosas o no cosas no podríais olvidar incluir en vuestro particular Museo Imaginario?
La ilustración superior ( Vía Wikipedia Commons) corresponde
a la maravillosa edición del naturalista alemán Ernst Haekel
"Kunstformen der Natur" (Obras de arte de la naturaleza)
futura pieza candidata- como no- a la biblioteca de mi museo imaginario.

martes, 16 de diciembre de 2008

Deslumbres (V)


Conducimos nuestro destino a golpe de certezas,
como que tras los faros del coche
continúan
las líneas de la carretera.

Circunvalamos nuestra vida
guiados por el sentido común.
Todos los caminos trillados
conducen a un sitio.
Al mismo sitio.
(Dedico estos deslumbres "on the road" a esa máquina de pensar
y efervescente en ideas blogueras
que es
mi amigo y compañero
Juanjo Muñoz
, sin el cual esta isla
posiblemente tampoco estaría en mi hoja de ruta
)

domingo, 14 de diciembre de 2008

El día de todos los días



No soy partidario de concentrar en la celebración de un día el trabajo y la tarea todo el año y apurando, de toda una vida. Sea como sea, el pasado día 10 de Diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos. Este vídeo promocionado por la organización Human Rights Action Center ha sido creado por Seth Brauy , producido por Amy Poncher y música de Rumspringa, cortesía de Cantora Records. Que sirva al menos para recordarme lo mucho que aún queda por hacer. No vamos a cambiar el mundo, pero sí que podemos mejorarlo y bastante. Es cuestión de proponerselo cada un@, como decía la pintada del post anterior, "iluminando nuestra parte".

sábado, 13 de diciembre de 2008

Deslumbres (IV)


La imagen y el texto del post anterior "Deslumbres III" me hicieron recordar una pintada (la que ilustra este post) que fotografié hace tiempo en la desconchada pared de una calle de Sevilla ( La calle Socorro, para más señas). En su momento a estas pintadas urbanas de índole poética que a veces "invaden" ( y para otros, ensucian) las paredes, tapias y otros lugares urbanos, las llamaba cariñosamente "señales de humo". De algunas de ellas ya hablé en otro momento y lugar. Hubo un tiempo en que salía de caza y captura de dichas señales, miraba aquí y allá. Casi nunca encontraba nada. Sólo a veces, casualmente, aparecían a mi vista y a mi cámara del móvil, con el que las fotografiaba. Era un placer descubrirlas. Muchas eran pequeñas frases llenas de ingenio, otras eran verdaderos iconos artísticos hecho con plantillas de stencil que aparecían repartidos por los distintos rincones de la ciudad. La frase de esta pintada en concreto es para mí, de una profundidad admirable. Me alegró el día leerla. Hace tiempo que ya no está. No importa. Cada vez que paso por esa calle miro a la pared y la sigo leyendo. Sé que está ahí bajo varias capas de cal .Por mi parte, sigue alumbrando.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Deslumbres (III)

Los mapas de luces del mundo
son firmamentos terrestres
y las ciudades, radiantes estrellas.
El resto está oscuro
pero también vive la gente.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Café con churros

Foto: de panetulipani vista en Flickr

Crepitan las voces con el cristal
y las tazas
de porcelana.
Silva humeante la máquina.

En el frío metálico de las barras de zinc

prendemos la mecha de la mañana.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Poema & Visual IV

foto: flickr
Llueve sobre mojado.
No sé si las gotas sobre el cristal
son de lluvia o son de llanto.

Llueve dentro
y llueve fuera.
Dedico este post a mi amigo y compañero de fatigas Manuel Sanz.
Por avatares del destino, nos unen en estos días adversas y parecidas circunstancias
y por ello estas notas adquieren para ambos un especial significado.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Felices compras

Foto: Nieves Diego
Es Navidad.
Las luces de El Corte Inglés empollan tarjetas de crédito.
¡¡ Felices Compras !!

domingo, 7 de diciembre de 2008

La trompeta de Chet Baker


Los canales del Singel
fluyen con triste sordina,
como en aquella mañana plomiza de mayo,
la trompeta de Chet Baker
quedo huérfana y muda
en una habitación del hotel Prins Hendrik.
No hace mucho que estuve unos días en Amsterdam. Una de las tardes, paseando por los bellos y tranquilos canales del Singel, me acordé del viejo Chet, el trompetista Chet Baker. Veinte años atrás y aquel fatídico día 13 de mayo de 1988, quizá viejo y hastiado del mundo, quizá perseguido y hundido por los pleitos y las drogas, el que fuera el más arrobador de los galanes del jazz, se suicida arrojándose desde la ventana de su hotel y con él, su inmenso talento y  su peregrinaje por Europa. Ni siquiera  tiempo para ver el documental sobre él  "Let's get  lost" que ese mismo año filmara en Londres  Bruce Weber, una cinta que fue nominada al Óscar en 1989  y que llegó a Cannes rodeada de una expectación a la altura de la sombra que Chet Baker arrastraba tras él.



Baker  pasó antes por Milán, Roma,  Londres,  París, Barcelona.  En todas las ciudades se encuentra con problemas debido a su adicción, conocida de todos. El mismo  lo reconocía en una de las 123 páginas que dejó escritas con fragmentos dispersos de su memoria “que por aquella época consumía 10 gramos de heroína y otros 10 de cocaína al día". Algunas actuaciones tienen que ser canceladas o aplazadas. Se mete en líos e incluso sufre alguna que otra paliza a manos de traficantes y camellos.


Hablamos de principios de los años sesenta y por Europa conseguir droga parece incluso más sencillo. Los arrestos se ponen a la orden del día en la vida del cantante. Maderos que buscan fama, policías que obligan a enseñar los brazos en la puerta de los clubes...
Una placa  en una plaza cercana al Hotel nos recuerda que Baker estuvo allí...



Compuse esta minihistoria poética a partir del recuerdo de aquella fugitiva experiencia, tan fugitiva como la voz susurrante de Chet. "Canto y toco como si fuera la última vez", dijo en una ocasión. Me acordé de su trompeta...en su gastado ataúd de piel.



Y para cerrar el post, nada mejor que con la voz y la trompeta de Chet en 1964. Me gusta pensar que mientras Chet Baker actuaba en algún lugar de Bélgica, yo estaba viniendo al mundo en otro lugar, Time After Time


Dedico este post a los amigos de Minificcionario (donde ya publiqué una serie de tuits sobre el jazz ) y en especial a Javi, por la entusiasta dedicatoria que allí me dejó y porque en parte es "culpable" de que esta isla esté en el mapa.
(Fotografía: del autor)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Vanity Fair

Ilustración: fotomontaje sobre la obra "Venus del espejo" de Velázquez

La vanidad tiene el reflejo de nuestro sueño.

Deslumbres ( II )


Ilustración: "El faro" de EL ROTO

Ya no quedan sirenas en alta mar. Sólo faros que emiten interminables cadenas de anuncios.

martes, 2 de diciembre de 2008

Hoy empieza todo.

Después de pensármelo muchas veces y gracias a la insistencia de algunos amigos de Mificcionario , he decidido hacerlo. He decidido tener un lugar, una isla virtual para casi todo o casi nada. Ínsula Dulcamara. Una isla abierta a quienes quieran arribar a sus playas. Una isla para las pequeñas cosas, las pequeñas historias, momentos, sensaciones, las imágenes de la memoria, el arte, las ficciones, las aficiones, las aflicciones, las cosas dulces y amargas de la vida, los colores y los sueños. Sin pretensiones, habitándola poco a poco, haciéndome poco a poco con el lugar y viendo de que puedo llenar mi pequeño museo imaginario.

Dulcamara es una isla y es una planta, una solanácea (del latín solamen,"alivio"). Su fruto primero tiene sabor amargo y después desagradablemente dulce (de ahí el nombre "dulce y amarga"). Como nota curiosa, en la familia de las solanáceas hay plantas muy tóxicas, como ésta y la hierba mora, pero también otras que constituyen la base de la alimentación de muchos pueblos, como la patata (Solanum tuberosum), el tomate (Solanum lycopersicum) y la berenjena (Solanum melongena). Aunque algo tóxica, tienes varias propiedades medicinales: depurativa, laxante, diurética, sedante y analgésica.

Ínsula Dulcamara (Isla agridulce) es el nombre de mi isla imaginaria , el de un grupo de música italiano y el nombre de un cuadro. Precisamente con él rindo tributo a su autor, un gran artista por el que siento gran admiración: Paul Klee. La misma cabecera de este blog reproduce esta obra, pintada en 1938 y que actualmente está en Berna en el Kuntsmuseum (Fundación Paul Klee).

Sismografías vinílicas



Los viejos discos de vinilo guardan entre sus surcos toda nuestra sismografía sentimental.

lunes, 1 de diciembre de 2008