jueves, 18 de diciembre de 2008

Mi Museo Imaginario



Todo el mundo en el fondo posee su particular Museo Imaginario. Lo llevamos en nuestra memoria, viaja con nosotros, vive con nosotros, vive de nosotros. Hasta nuestros antepasados, esos brutos primitivos que nos pintan en los libros , esos melenudos que cazaban bisontes y vivían en cuevas, eran exquisitos en el arte y en el gusto por coleccionar reliquias íntimas que, a toda costa, querían llevarse consigo al más allá: cuentas de colores, conchas, piedras, ámbar, tallas de marfil y tantos otros objetos de deseo. Objetos impregnados de magia, de historias y sentimientos de los que no querían desprenderse. Eso lo han heredado muchas culturas de la tierra. También la nuestra.

Un museo imaginario no tiene paredes ni un espacio físico ni un lugar concreto. Está hecho de la materia de los sueños.Sus espacios, salas y galerías son imaginarios. Sus piezas pueden o no tocarse, pero siempre sentirse. Puede ser un olor o un sabor.Una amistad o un recuerdo. Una caracola o una canción. Un lugar o un no lugar. Y por supuesto, también pueden ser y serán obras de arte y del arte, de todas las artes, de las mías y de los otros, grandes y pequeñas, oficiales y no oficiales, de todos los lugares, de niños y de adultos que sueñan como niños, del más allá y el más acá de la cordura, esté donde esté la frontera. Cada cierto tiempo irán poblando la ínsula estas distintas "piezas" reales o imaginadas. Podrán venir de una en una o de varias en varias. Porque como las cerezas, no podemos tirar de un gajo sin llevarnos enredados otros tantos. Oriana Azul, nuestra nueva compañera "nórdica" en esa fantástica factoría creativa que es MiniFiccionario, escribió en Twitter un metaforismo que me encantó y refleja esta idea:
Atando nudos
se hace la madeja
Y mientras tanto, amig@s navegantes, decidme : lo que es llevar, podemos llevar muchas cosas y no cosas (tangibles e intangibles) , pero ¿qué cosas o no cosas no podríais olvidar incluir en vuestro particular Museo Imaginario?
La ilustración superior ( Vía Wikipedia Commons) corresponde
a la maravillosa edición del naturalista alemán Ernst Haekel
"Kunstformen der Natur" (Obras de arte de la naturaleza)
futura pieza candidata- como no- a la biblioteca de mi museo imaginario.

1 comentario:

minificcionario dijo...

Me ha encantado la idea Manuel. ¿Qué me llevaría a mi museo? Memoria tangible, memoria viva, si acaso esto es posible.
Memoria que se pudiese ver, oír, tocar... Y ser yo también algún día esa memoria viva, interactuando con las piezas de mi museo vivo. Yo no quiero esto de ahora, este museo actual del olvido, vivo, que emite ecos oscuros, secos... de quién sabe qué cosas olvidadas...

Gracias por la entrada Manuel porque invita como pocas cosas a la reflexión y a conectar con cosas muy profundas de uno mismo.